La pintura siempre ha hecho que me sienta a gusto en cualquier parte del Mundo, aunque no todas las técnicas de pintura son igual de transportables: llevar de viaje la caja de óleos resulta un tanto incómodo, sin embargo, el estuche de acuarela y un cuaderno de papel del tamaño de una tarjeta postal caben en cualquier bolso. Incluso cuando voy a ver a mi familia, la pintura no puede faltar; a mi ahijado le encantan los mercados medievales con sus caballeros de brillante armadura. Cuando estuvo por primera vez en el mercado medieval de Telgte, en Alemania, se quedó asombrado con el campamento de los caballeros que vivían como en la Edad Media, en tiendas alrededor de grandes fuegos y con montones de cosas interesantes por todas partes. Poder probarse un auténtico yelmo de caballero era lo mejor de todo, a pesar del peso y del tamaño. Y luego un combate a caballo, ¡Qué puede ser más emocionante para un niño de 6 años!.
No podía faltar un recuerdo de este día, hicimos montones de fotos que atesora en un CD, le hice una portada con un caballero con su casco y plumas pintado en acuarela: lo más bonito para mi fue que a mi ahijado le gustó tanto este detalle, que me pidió acompañarme a pintar y pasamos varias tardes sentados tranquilamente imaginando cosas de la Edad Media.
La acuarela es un medio ligero y relativamente rápido de pintar, no requiere de demasiados aditamentos y se puede practicar casi en cualquier parte. Mi trabajo me ha llevado a viajar y la acuarela ha sido la manera de seguir pintando cuando tengo un momento libre sin llevar demasiadas cosas. Me gustan especialmente las ilustraciones de animales de la forma más realista posible.