Del dibujo al óleo y a la acuarela, después la pintura sobre tela y, como una evolución natural, llegó la seda. En este proceso de aprendizaje, con etapas cada vez más complejas, pasando de un material económico a un tejido noble, me he dejado llevar casi sin darme cuenta.

La pintura en seda es muy versátil, hay muchas técnicas diferentes, desde lo abstracto que no necesita ni pincel ni bastidor, hasta la pintura naturalista que mima el detalle. Hay muchos artistas y artesanos que trabajan en seda de muchas maneras diferentes y, de entre todos ellos, una pintora que ha influenciado mucho mi forma de trabajar es Ute Patel-Missfeldt: sus imágenes en seda son alegres y muestran un gran sentido del humor, sus dibujos consiguieron hace tiempo atraer mi atención y leyendo alguno de sus libros, encontré la técnica de pintar sobre cristal que inventó ella y que permite pintar de forma naturalista.

En otro extremo del amplio abanico de técnicas de coloreado de la seda está el Shibori: una técnica japonesa de teñido que se inventó hace 1.200 años. Los diseños me emocionaron en cuanto los vi y enseguida me hice con un libro que me enseñara cómo conseguirlos. Parte de la magia de esta forma de pintar es que nunca estoy completamente segura de lo que me voy a encontrar cuando despliego la tela, lo hace más emocionante, aunque poco a poco consigo los resultados que busco.

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